lunes, 26 de septiembre de 2011

Cuestión de dinamismo

1.) Y el encuentró se ensució. El Málaga encontró rápidamente el dinamismo que suele encontrar mediada la primera parte en los primeros minutos. Fruto de esto, llegó la primera. A los seis minutos y medio, Joaquín encontró en un pase a la espalda de la defensa a Van Nistelrooy, pero Roberto supo adivinar por partida doble los lanzamientos de Ruud.

2.) Buen trabajo de Joaquín (el mejor en ataque en lo que llevamos de temporada), aunque evaporándose con el paso de los minutos, colocado como mediapunta móvil. Arranca desde la derecha, desde el centro, pasa, encara... Él genera el dinamismo del Málaga. La afición se levanta, aplaude, vibra. Joaquín dinamita el control que en largas fases del partido han tenido los de Pellegrini.

3.) Fieles al estilo pero sin ritmo. Un partido más (contra Mallorca y Bilbao también) el Málaga ha tenido el control el balón, pero no ha sabido matar (ni siquiera herir) al contrario. En Mallorca le salvo una carámbola, contra el Athletic, una genialidad. Cuando el Málaga domina y combinan al primer toque Duda, Cazorla y Joaquín, el rival tiembla. Los de Pellegrini dinamitan el partido y funcionan como un péndulo: de lado a lado. Un banda se atasca y se hace bascular a toda la defensa en busca del hueco idóneo para generar una ocasión.

4.) Todo lo contrario el Zaragoza. En busca de la verticalidad, como un cuchillo hacia la portería de Willy (fenomenal una vez más). Sin regocijarse en combinaciones exquisitas ni más de quince toques por jugada. Orden de Aguirre: finalizar las jugadas sino el Málaga nos golpeará al galope de sus tres bestias.

5.) El acompañante de Toulalan (excelso del 1 al 93). Duda ha ejercido esa demarcación teóricamente. Muy similar al caso Coentrão en el Real Madrid. Desconoce la labor del centrocampista. Quizás cuando el Málaga tiene el balón, cueste diferenciarlo porque tiene la suficiente calidad para inventar aunque no esté escorado en la banda, pero busca sus zonas naturales para vivir feliz y lo paga Toulalan que, en la labor de barrendero, se tiene que multiplicar por dos.

6.) Los laterales y Sergio Sánchez. Pocas, muy pocas, veces ha doblado Eliseu la banda para generar superioridad. Los equipos de Pellegrini siempre se han caracterizado por laterales largos que doblan a los falsos extremos que pasan a ser medias puntas. Generan superioridad o bien funcionan como factor sorpresa una vez que el juego en ataque comienza a coger velocidad. Cuestión de dinamismo. Contra el Zaragoza, Eliseu ha sorprendido en contadas ocasiones y Sergio ha desnudado las carencias que un central -movimientos explosivos de reacción en pequeños tramos de campo- tiene al ocupar un lateral largo (carrilero).

7.) La línea de tres detrás del delantero se deshace cuando el Málaga tiene la posesión cansina que poco o nada hiere al rival. Cazorla viene a recibir para elaborar y dar sentido el juego, pero su posición no es ocupada, por lo que, si él llega a su posición 'real', el esfuerzo será doble. Si no llega, los de Pellegrini pierden llegada y el último pase. De ahí, la importancia del acompañante Toulalan (que debiera ser el rebelde Apoño). Es una cuestión muy parecida a Özil en el Real Madrid. Baja a mediocampo a recibir, crea y otorga velocidad, pero cuestiones físicas no llega para dar el último pase (su especialidad -y la de Cazorla-).

8.) El resumen del partido lo ha hecho Pellegrini en la rueda de prensa: "Fuimos dominadores del partido, pero hicimos pocas ocasiones concretas". El Málaga entra en efervescencia y al galope, matando en las posesiones dinámicas que funcionan como un péndulo, pero hoy no ha funcionado, no ha habido dinamismo y el Málaga no ha 'matado'. Fiel a su estilo de toque pero sin hambre.

9.) Rápida reacción de Pellegrini (minuto 55) introduciendo a Rondón en el campo. Su equipo perdió la posesión y Van Nistelrooy no es un hombre para contraataques sino un referente arriba. La punta de lanza. El rematador.

10.) La salida del balón. El Zaragoza no ha estado excesivamente fuerte en la presión pero sí ha habido constantes parones en el campo que han dificultado la salida del balón del Málaga: limpia, en pocos toques, pero con muchos pases para desorganizar la defensa rival. Hoy, con exceso de toques y una salida sucia, a trompicones.

11.) Y Demichelis. El jefe de los once blanquiazules que saltan a jugar.



PD: El Málaga sigue el camino correcto. No traiciona a su estilo y jamás renuncia al balón. Pequeños (y otros menos pequeños) retoques para ser un equipo en todo su concepto. Preparaos para disfrutar.

viernes, 23 de septiembre de 2011

El error Coentrão

Como indica el título (muy de Ortega y Gasset), no es Coentrão el sujeto sino el objeto, es decir, no es que el portugués haya cometido un error sino que él es el error.

Tras unas largas y duras negociaciones, Fabio llegó arrastrando una duda a sus espaldas: ¿lateral o interior? Ni la una ni la otra.

 El bueno (solo cuando no está estimulado y sobreexcitado por su colega Pepe) de Marcelo es amo y señor del lateral izquierdo y Cristiano comienza sus vertiginosas arrancadas desde la izquierda hacia el centro. Consecuencia: no hay sitio para treinta millones de euros.
Visto la falta de hueco, el todopoderoso Mou le hace jugar al lado de Xabi Alonso en la misma posición que ocupaba el fiel soldado Khedira a la espera de Sahin.

No hizo falta más que un período de un partido que acabaría en catástrofe maña (0-6) para ver que Coentrão tenía problemas de adaptación en esa posición.

Semanas después, Mourinho insiste en darle cabida en el once.
Aún Fabio anda perdido. Corre, centra, llega, remata… Pero no entiende de pausas ni ritmos de juego. Solo de correr (y muy bien) en vertical. Muchas de las carencias las cura con el ímpetu de una fiera, otras tantas las tapa Xabi Alonso, pero cuando el segundo no funciona (que ese es otro tema) y al primero se le acaba el gas, el medio del campo del equipo rival echa por la borda cualquier trabajo táctica propuesto por Mourinho justo cuando la situación del partido empieza a tensarse.

Es, al fin y al cabo, el error Coentrão. Un tipo que no entiende el oficio del mediocentro. Y no por falta de cualidades sino porque en su vida lo ha hecho. En defensa, rápidamente entra como si su vida fuese en ello lo que acaba con una superioridad de la segunda línea rival. En ataque, abandona a Alonso en el centro para constantemente dejarse caer a su dulce hogar: la banda izquierda. En la que más allá de generar superioridad, atiborra de jugadores contrarios la zona obstruyendo cualquier posibilidad de creación o desborde.

Coentrão es el bombero de este equipo, pero al mismo tiempo que tapa las carencias de los demás con sus múltiples ayudas, deja en evidencia las suyas. Probablemente, la presencia de éste o más bien la ausencia de Khedira, sea una de las razones por las que Alonso no es capaz de olvidarse de defender y ejercer de metrónomo madridista. Sami es a Xabi lo que Mascherano era al mismo en Liverpool.

Treinta millones de euros que Jorge Mendes (y Mourinho) han 'obligado' a pagar al Madrid para fichar uno de los mejores laterales izquierdos del mundo que en escasos minutos ha podido degustar a qué sabe la banda izquierda del mejor club del siglo XX.