domingo, 1 de abril de 2012

Estatismo y posesión

Partamos de una premisa base, inicial: Pellegrini utiliza sus revulsivos desde inicio. Seba es el recurso de intensidad que le gusta a Pellegrini. Da vitalidad, presión, pero no desborda (todo lo que debiera a partir de su posición inicial, la de extremo) y no golea; Cazorla es el recurso posicional. Habitualmente, cuando el partido se tuerce, baja de la línea de tres que escolta a Rondón al centro del campo. En realidad, deja en las tareas de destrucción a Toulalan (momentáneamente Demichelis) y, con el rival, siempre más o menos replegado, traslada al balón hacia 3/4 de campo contrario. Ejerce de un mediapunta más con unos metros de retraso.

Con un Betis bien armado atrás, que comenzó con un doble pivote para acabar con cinco terratenientes en la línea medular con el fin de achicar todos los espacios posibles, el fútbol no fluyó. Cazorla estuvo lejos del balón, lejos de la construcción (por falta de asimilación del oficio) y lejos de los trequartistas, donde comienza a ser decisivo. Seba y Eliseu son lo que son: puñales por banda, luchadores de armadura, pero no más. Y el Málaga necesita invención. Cierto es que el Betis no ha llegado, que el Málaga, a partir de una posesión intrascendente y horizontal, dominó el partido, pero nada hacía presagiar que el partido pudiese cambiar.

Los cambios no aportaron nada nuevo. Duda, que acabó haciendo una buena segunda parte, entró por un errático Eliseu. Hombre por hombre, pero fallaba el sistema, no el jugador (que también). Van Nistelrooy ocupó el puesto de Seba. Correcto. Más remate, más gol. El último fue Buonanotte por Monreal. Hasta entonces, el Málaga se enfrentaba 2 x 2 ó 2 x 3 al Betis en el sector izquierdo. Con la salida del argentino podrían ser 3 x 2 ó 3 x 3. Con Demichelis, Mathijsen y Weligton y el Betis sin intentar contragolpear parecía indicado que fuera uno de los centrales. Cualquiera. Podríamos suponer que el holandés por su menor velocidad que el resto, pero fue el lateral y el Málaga, que insistió por este sector se encontró con una enorme superioridad posicional del Betis. Menos presencia. Infranqueable Betis.

No coincidieron tres pases felices, a pesar de que en los primeros compases el Betis, con dos desubicados Beñat y Cañas, lo permitió. Isco se ofreció, participó. Pero no encontró asociación (¡salvo con Gámez!) y se difuminó a la par que Mel rectificó el centro del campo. Cazorla estuvo lejos del balón, desubicado. Y Rondón solo estuvo en el área para rematar. Y no marcó. No ayudó con desmarques de apoyo, no ofreció balón de cara y el Málaga, recientemente, había disfrutado de ello.

Un Málaga estático, parado, que dominó sin verticalidad, sin alegría. Con algunos minutos de bonanza que no se tradujeron en goles. La sensación de posesión hace que parezca un accidente. Posesiones insignificantes traducidas en sesiones de estatismo.


Foto: Getty Images