martes, 4 de octubre de 2011

Cabalgar y golpear

Un 'nuevo' Real Madrid emerge en el horizonte. Mourinho, gran entrenador (además de agitador de masas), ha invertido el juego del conjunto blanco. Quizás, las sensaciones que daba antes de control hayan disminuido y el estilo sea criticable (cuestión de gustos), pero hasta el momento, da resultado.

Precisamente, ese mar de olas, en el que ahora convive el conjunto de Mou es el que se vuelve a favor de ellos. Cabalgadores profesionales, veloces, con gran agilidad y precisión en sus golpeos. Capaces de noquear al rival en dos contras, de generar tsunamis y mostrar cada una de las carencias del equipo rival. Un par de partidos con control pero sin intención (Dinamo y Levante) han hecho falta para invertir la situación. Ahora ya no quieren el balón siempre, aunque no renuncien a él por cuestiones obvias (Alonso, Özil, Benzema...). Es el turno de salir a la contra, cabalgar, pocos y rápidos toques y golpear.
Así, una vez tras otra.

En la dirección de la jugada, dos maestros del toque y la precisión no exentos de potencia y velocidad: Özil y el resurgido Kaka', que intercambian puestos de conductores y pasajeros de la aeronave. Una bestia al que el contraataque saca de su jaula (Cristiano) y una punta de lanza, el ejecutor, la llave maestra (Benzema o Higuaín). El argentino, todo garra, potencia, trabajo... El francés, exquisito, el delantero dulzón. Tan capaz de hincar el diente, como de asistir. Ambos, sumamente capaces de firmar el finiquito a cualquier rival por sí solos, pero más cómodos formando parte de la manada que embiste al contraataque.

Este estilo requiere constantes esfuerzos cortos pero a máxima intensidad, lo que implica que la jugada debe terminar al contraataque (gol o no), de lo contrario la defensa propia quedará al aire, desnuda como en otra época, cuando el Madrid atacaba con cuatro (cinco a lo sumo) y defendía con seis. Tiempos de azar, donde los goles quedaban en pies de unos y el repliegue en piernas y manos de otros. Allá donde el concepto de equipo no se distinguía más que en tánganas o en las celebraciones de los goles.

Este nuevo Madrid exige asimismo una profunda gestión física (entrenable) de los jugadores, en tanto en cuanto el esfuerzo anaeróbico (de poca duración y máxima intensidad) es mayor a cualquier otro tipo de juego practicado. Por ejemplo, el caso del Barça, donde predomina el trabajo aeróbico (larga duración a media intensidad)

En definitiva, un nuevo Madrid. Ha podido firmar el pacto con el diablo o bien, encontrado un camino distinto (desde luego más directo) a lo antes practicado. El nuevo Madrid de Mourinho. El de cabalgar y golpear.

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